Una de las competencias más buscadas en el talento de nuestras empresas es la adaptabilidad. La transformación, la era digital y el entorno VUCA hacen de la capacidad de adaptación un bien muy preciado.
Desde RRHH lo tenemos claro, o al menos deberíamos tenerlo, pero… ¿lo tienen claro nuestros talentos, directivos, managers y resto de colaboradores de la organización?. En la lucha por seguir afrontando con éxito la transformación de las organizaciones necesitamos tener talento con capacidad de adaptación. Éste puede estar identificado en nuestro talent pipeline y creciendo con programas de desarrollo o puede darse el caso que necesitemos adquirir ese talento en el mercado.
Leyendo un libro de Juan Carlos Eichholz sobre la Capacidad Adaptativa, me gustó un símil orgánico sobre las organizaciones, que es bastante sencillo y autoexplicativo:
En ocasiones pueden aparecer patologías que provoquen disfunciones como puede ser arritmias e insuficiencias cardíacas que provengan de hipertensión o diabetes. Continuando con el símil, si el Talento es el corazón, las disfunciones o pérdida de talento pueden venir provocadas por diferentes motivos, pero quiero analizar la correlación de la Cultura y los Valores con el Talento.
El talento está en la empresa no por la intensidad de su trabajo sino para aportar lo mejor de sí mismo. Está por el valor que aporta a su entorno y a la empresa, por cómo realiza ese trabajo, por cómo coopera con otras personas, equipos, organizaciones. Está por cómo comparte su visión, y cómo inspira, extiende e irradia su energía y contagia su entusiasmo. Ah! y a todo ello hay que añadirle dosis de mucha exigencia y de diversión… (son complementarios y no sustitutivos).
No es poco lo que tiene que hacer y hace el talento y muchas son las barreras internas a superar: sistemas, estructuras, silos existentes, comunicación. Pero la barrera que más destaco y quizá la más insalvable es la correspondiente a la Cultura y Valores de la empresa.
Si no hay un buen encaje Talento + Organización en el cómo hacer las cosas, entre la teoría y la práctica, entre la aspiración y la realidad, en cuáles son los comportamientos que se premian, cuáles se penalizan o sancionan y cuáles pasan desapercibidos o son indiferentes, haremos que ese talento tenga encaje por su capacidad de adaptación, pero con un alto esfuerzo y precio.
Y este encaje es bidireccional, por lo que si hay diferencias de encaje pueden ser provocadas tanto por la forma de hacer del talento como por la cultura y valores de la organización.
Uno de los motivos de las malas contrataciones es la falta de encaje con la cultura y valores de la organización.
Personas de Recursos Humanos, directivos, managers, talentos y resto de colaboradores de la organización, tengamos claros nuestros valores y cultura. Comuniquemos y actuemos acorde a ellos y adquiramos el talento que encaje.
Por ello, ¿está el talento en tu empresa por su competencia de capacidad de adaptación o porque hay encaje entre la cultura y sus valores con los de la empresa?, ¿incorporas talento idóneo con encaje?
Si vas a reducir las contrataciones, asegúrate de contratar a la persona idónea
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